La junta militar de Birmania (Myanmar) ha declarado ilegal este lunes (22.03.2021) al «gobierno civil» formado en la clandestinidad por diputados electos tras el golpe de Estado del pasado 1 de febrero, mientras continúan las protestas a pesar de la represión.

Según la orden publicada hoy en el medio oficialista Global New Light of Myanmar, las autoridades acusan al pro democrático Comité de Representantes de la Asamblea de la Unión (CRPH, sigla en inglés), también conocido como «gobierno civil», de amenazar «el Estado de derecho, la paz y la estabilidad» del país.

Previamente, la junta militar acusó de alta traición a algunos miembros del CRPH, incluido su representante especial ante la ONU, Sasa, quien usa solo un nombre como otros muchos birmanos y quien se encuentra en el exilio.

El CRPH, formado por cerca de una veintena de parlamentarios elegidos en las elecciones del pasado noviembre, fue creado pocos días después del golpe militar liderado por el jefe del Ejército, el general Min Aung Hlaing.

Al menos 4 muertos durante redadas nocturnas contra civiles 

Al menos 4 personas murieron durante unas redadas nocturnas de las fuerzas de seguridad en la ciudad de Mandalay, en la zona central de Birmania, donde la represión militar y policial ha dejado al menos 250 fallecidos, indicaron este lunes medios locales.

Según el portal Myanmar Now, familiares y testigos indicaron que hay una adolescente de 15 años entre los muertos durante las redadas anoche que tenían el fin de acabar con el movimiento de desobediencia civil y las protestas contra el golpe del pasado 1 de febrero.

A pesar de la represión, grupos de birmanos volvieron a salir hoy a las calles de Mandalay y otras ciudades como Monywa y Kale para denunciar la violencia de la junta militar y pedir el retorno de la democracia.

Algunos de los manifestantes llevan carteles pidiendo la intervención de la ONU para evitar más violencia militar.

Myanmar: muere otro manifestante y aumenta la presión internacional contra el Ejército

l menos una persona murió producto de disparos de las fuerzas de seguridad este sábado en Yangón, la ciudad principal de Myanmar, durante una nueva jornada de protestas contra el golpe de Estado del pasado 1 de febrero. Entretanto, crece la presión internacional contra el Ejército. El Gobierno de Malasia se unió al de Indonesia para convocar a una reunión de emergencia y abordar la crisis birmana.

Ya van al menos 238 personas muertas en medio de la represión de la Policía y el Ejército de Myanmar contra quienes exigen el retorno a un Gobierno democrático, según un recuento del grupo Asociación de Asistencia para Presos Políticos.

Este sábado un joven fue asesinado a disparos en uno de los barrios de Yangón, la ciudad más grande del país, en medio de una nueva agresión de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes.

Pero el derramamiento de sangre no ha detenido a miles de personas que rechazan la toma del poder del Ejército el pasado 1 de febrero y que exige la liberación de los líderes políticos del Gobierno civil elegido en las urnas y que los militares mantienen detenidos.

Malasia e Indonesia piden reunión de emergencia para abordar la crisis birmana

Los países occidentales han condenado repetidamente el golpe militar y Estados Unidos ha emitido sanciones contra los responsables. Entretanto, las naciones asiáticas, que durante años han evitado criticar a sus vecinos, comienzan a pronunciarse.

En las últimas horas, el primer ministro de Malasia, Muhyiddin Yassin, se unió al llamado de Indonesia sobre una reunión de urgencia de los países del Sudeste Asiático, para abordar la crisis.

El presidente de Indonesia, Joko Widodo, en algunos de los comentarios más fuertes que se hayan conocido hasta ahora por parte de un líder de la región, dijo que la violencia debe detenerse de inmediato y que pedirá a Brunei, presidente de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, que convoque un encuentro de emergencia.

El primer ministro de Malasia, Muhyiddin Yassin, dijo que estaba consternado por el uso persistente de violencia letal contra civiles desarmados. Singapur también ha expresado su desaprobación.

«Estoy horrorizado por el uso persistente de la violencia letal contra civiles desarmados que ha conllevado a un alto número de muertes y heridos, además de sufrimiento a lo largo de la nación. No hay justificación, el uso de munición real contra manifestantes pacíficos es inaceptable», sostuvo Yassin en un comunicado.

Sin embargo, los militares birmanos no han mostrado señales de ser influenciados por la presión desde el extranjero y sigue defendiendo su toma del poder a la fuerza.

La junta se justifica en un supuesto fraude, ya descartado por la comisión electoral, durante las elecciones del pasado 8 de noviembre, en las que el partido político de la líder del país Aung San Suu Kyi obtuvo una contundente victoria frente a los candidatos de la institución castrense.

El Ejército promete entregar el poder a los líderes que resulten elegidos en nuevas elecciones, para las que aún no ha fijado una fecha. Pero su presunta intención es puesta en duda, en un país que estuvo bajo un estricto gobierno militar desde el golpe de Estado de 1962 y hasta el 2011. Justamente, los comicios del pasado noviembre fueron los segundos en la corta transición democrática en el país.

Fuentes: EFE / Global New Light of Myanmar / Myanmar Now / dw.com / Reuters / france24.com