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  • Los pingüinos aparecieron en el planeta hace 62 millones de años y actualmente existen 18 especies diferentes que habitan en el hemisferio sur.
  • En el Día Mundial del Pingüino, Mongabay Latam conversó con el fundador del Global Penguin Society una organización mundial que trabaja para la conservación de estas especies.

“Yo siempre cuento  que me dedico a la conservación de pingüinos gracias a mi abuela”, dice el biólogo marino Pablo García Borboroglu, quien hace 15 años fundó Global Penguin Society, con la intención de trabajar en la protección y conservación de las 18 especies de pingüinos que hay en el planeta.

“Mi abuela era griega y en 1920 vino para la Patagonia Argentina”, cuenta García Borboroglu, y cuando él era pequeño, ella le  contaba  historias de cuando visitaba a los pingüinos. “En aquella época los lobos marinos y elefantes marinos se usaban para producir grasa, pero también los pingüinos. Mi abuela disfrutaba de ir a la costa y ver cómo los pingüinos iban al mar y regresaban para alimentar a los pichones o los defendían de los depredadores. De esa forma me conecté con la naturaleza, a través de sus historias”, recuerda.

En ese tiempo, los derrames de petróleo en la Patagonia mataban hasta 40 000 pingüinos por año, asegura el científico. Esa situación lo llevó a rescatar a estos animales y protegerlos en un pequeño albergue. Luego, en colaboración con amigos, su albergue creció hasta que en el 2009 fundó Global Penguin Society, una organización mundial que ahora trabaja en países como Nueva Zelanda, Chile, Sudáfrica y Perú, entre otros del hemisferio sur donde habitan estas aves.

En el Día Mundial de los Pingüinos, Mongabay Latam conversó con el biólogo ganador del Indianapolis Prize, para conocer más de esta especie carismática que habita en el planeta hace 62 millones de años y que cada vez enfrenta más amenazas.

—¿Cuál es la situación actual de los pingüinos y qué debemos saber de ellos?

—Es importante que la gente sepa que existen 18 especies de pingüinos y ninguna vuela, solamente bucean bajo el mar. Todas están en el hemisferio sur, no hay pingüinos en el hemisferio norte. De las 18 especies de pingüinos del mundo, nueve están consideradas amenazadas según la Lista Roja de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (IUCN). Esto es porque los pingüinos tienen características muy especiales que los hacen más vulnerables en comparación con otras especies. En primer lugar, pasan parte de su vida en tierra y parte en el océano, entonces acumulan amenazas en ambos ambientes. Por ejemplo, en el océano están afectados por el mal manejo de las pesquerías comerciales, la contaminación por petróleo y por plástico.

En tierra, los afecta el disturbio porque a medida que la población humana crece se generan  problemas en lugares que antes eran prístinos y ahora no tanto. En tierra también los afecta la introducción de depredadores exóticos porque los pingüinos evolucionaron en islas y ambientes que no tenían depredadores. En Nueva Zelanda, por ejemplo,   no había predadores. Ahora hay 30 millones de possums —zarigüellas— que se comen muchísimas aves, incluyendo los pichones de pingüinos que no tienen la capacidad de defenderse.

—¿Entonces los pingüinos vivían aislados?

—Los pingüinos aparecieron por primera vez en el planeta hace 62 millones de años en Nueva Zelanda y desde allí llegaron a Sudamérica donde aparecían nuevas especies que volvían a migrar a Nueva Zelanda y se mezclaban. En esos años, la Antártida estaba unida a Sudamérica, pero en algún momento se separó y dio la oportunidad a los pingüinos que conquistaran el océano Atlántico para llegar hasta África. Luego siguieron al océano Índico  hasta llegar a Australia.

—¿Sucede en Sudamérica lo mismo que en Nueva Zelanda con los predadores?

—En Sudamérica, como es un continente que ya tiene depredadores terrestres, las especies de pingüinos están habituadas a esta coexistencia. Es distinto en lugares como Nueva Zelanda o muchas islas subantárticas en las que no había predadores y los humanos empezaron a llevarlos unos cien años atrás. El pingüino de Magallanes, por ejemplo, el más común de Argentina, blanco y negro de 50 centímetros aproximadamente, es uno de los más agresivos. En cambio, el pingüino emperador de la Antártida, donde no hubo predadores, es muy inocente e ingenuo. Inclusive si ve humanos se acerca para explorar.

—Hablemos de su trabajo en la Península Valdés, al sur de Argentina, donde la población de pingüinos casi había desaparecido.

—La zona se llama Punta Ninfas, cerca de la Península Valdés. Era una colonia que descubrimos hace 15 años y que tenía solamente seis nidos. El lugar estaba totalmente destruido y arruinado por la gente que iba a pescar y dejaba un montón de basura, hacía fogatas y prendían los arbustos o llevaban perros. Había un problema muy grande. Los pingüinos estaban allí porque tenían alimento cerca, pero la zona terrestre que eligieron era muy problemática. La verdad es que sin cuidados esa colonia hubiera desaparecido por el nivel de estrés que había. Entonces, decidimos asegurar las condiciones y colocar una tranquera de acceso. Fue muy difícil porque venía gente armada que amenazaba a los lugareños o cortaban el alambrado para entrar, pero logramos asegurar las condiciones adecuadas para los pingüinos y la colonia empezó a crecer. De las seis parejas originales se han multiplicado hasta 4 000 parejas, que es lo que contamos recientemente. En esa misma época encontramos otra colonia más al norte bajo las mismas amenazas, pero no fue posible protegerla y a los cuatro años desapareció. Son dos casos en los que una colonia, con acciones concretas, creció y la otra, abandonada, desapareció.

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Por Ivette Sierra Praeli

Fuente: mongabay.com